Los abuelos cebolleta en la era de Internet

Hace poco tuvimos una charla interna en Biko en la que hablamos de la necesidad de mantenerse al día en esto de Internet. Si no lo hacemos, nos convertiremos más temprano que tarde en unos completos «abuelos cebolleta», que no entienden cómo es el mundo presente y en consecuencia, reniegan de él.

Pese a la juventud del equipo de Biko (la edad media ronda los 30 años y sólo unos pocos nos acercamos a los 40), empezamos a observar que las nuevas generaciones están usando la Web de formas nuevas y distintas a lo que estábamos acostumbrados.

Los llamados nativos digitales o «net generation» (aquellos que han nacido a partir de la década de los 80), ya no establecen una diferenciación entre el «mundo real» y «el mundo virtual». La tecnología está tan integrada en su realidad que su «mundo real» incluye lo virtual. Y este hecho es clave para entender su relación con los dispositivos electrónicos y con la propia Web, como ilustra muy bien Alejandro Piscitelli en su próximo libro , a punto de publicarse).

Los nativos digitales usan la red de otra manera. En una entrevista realizada por el equipo de Human Factors International (el vídeo ya no está disponible online pero se puede pedir el white paper), me sorprendió que la entrevistada, de unos 20 años, dijera que lo primero que hacía nada más despertarse era conectarse a Facebook, antes incluso de ducharse, vestirse o desayunar. (Su ordenador estaba al lado de la cama, lo que revela que la Web condiciona ya hasta el mobiliario doméstico…).

¿Y qué pasa con las herramientas online? ¿Qué uso hacen de ellas estos nativos digitales? Hace un par de cursos impartí clases de Documentación Informativa a alumnos de 1º (17-19 años) en la Universidad de Navarra. Entonces me resultó muy sorprendente que una gran mayoría usaban la Web principalmente para descargas gratuitas y para chatear en el messenger. Usaban muy poco el correo electrónico y menos aún la Web con un uso informativo, para leer prensa online, por ejemplo.

Este curso, en una de mis clases de Escritura No Lineal pregunté a los alumnos de 3º y 4º (20-21 años) qué herramienta usaban más como messenger. ¿Yahoo? ¿Hotmail? ¿Otras? Bueno, los que aún usan messenger, estaban casi todos en Hotmail. Pero como dijo uno de ellos: ¿Para qué queremos messenger, si ahora tenemos Tuenti? Y les recordé que Tuenti no tiene herramienta de chat, como por ejemplo sí la tiene Facebook. Pero eso no importa. Las funcionalidades no son tan relevantes. Lo que de verdad importa es que «tu gente esté ahí». Por eso, todos los alumnos de mi clase están en Tuenti y sólo unos pocos en Facebook. (Ya lo decía Time Magazine: Why Facebook Is for Old Fogies).

¿Y qué pasa con el lenguaje que emplean? Aquí la clave me la está dando la generación de mi hija de 9 años, completa nativa digital y que ya ha descubierto las ventajas de comunicarse por la Red.

El lenguaje que emplean ella y sus amigas es una mezcla entre la síntesis de los SMS y la complejidad del lenguaje audiovisual. En este «idioma» tan particular, la forma es tan importante como el contenido (es lo que lo hace divertido, según observo). No es tanto lo que se dicen, sino cómo se lo dicen, lo que les hace disfrutar.

Eso sí, a mí me parece de locos que para decirse algo lo graben, lo reproduzcan, lo acompañen de imágenes animadas que tapan el texto (a modo de interstitials de esos que tanto odiamos los adultos), utilicen fuentes a primera vista ilegibles y,además, por si fuera poco, tengan la webcam conectada.

Messenger Net Generation

Pero asumo que estas generaciones están aprendiendo a comunicarse audiovisualmente, como preveo que será toda la comunicación mediada en un futuro bastante cercano.

En fin, que todo esto es realmente sólo el principio. Como ha dicho Tim Berners-Lee en el 20 aniversario de la Web (fuente: El Navegante) «La Web de hoy es sólo la punta del iceberg«. Y aunque nos dé un poco de vértigo, para no convertirnos en abuelos cebolleta tendremos que estar al pie del cañón y observar muy activamente a los nuevos usuarios de este medio.